Fuente: Portafolio
Por: Portafolio
Para el Canciller Carlos Holmes Trujillo, la inversión en infraestructura es uno de los puntos que más atraen.
Para muchos, la nueva Ruta de la Seda representa la mayor oportunidad de inversión y desarrollo que hay en la actualidad. Para otros, el temor de que suponga una mayor influencia y dependencia de China al interior del país. En Latinoamérica la mayoría de naciones vecinas está en el primero de esos grupos y ya se ha unido al proyecto, un paso que Colombia no ha dado pero que en estos momentos está evaluando.
De acuerdo con el Canciller, Carlos Holmes Trujillo, este proceso en Colombia ya está en marcha. “La Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt & Road), que comenzó con el objetivo de desarrollar una conectividad global a través de la construcción de infraestructura, hoy abarca ésta y otras áreas, incluyendo intercambios en políticas públicas y buena gobernanza, eliminación de obstáculos al comercio, acercamientos en materia financiera e intercambios culturales y educativos. El Gobierno nacional reconoce la importancia internacional de esta iniciativa y actualmente evalúa el contenido de la propuesta presentada por China, en sus distintas dimensiones, en aras de definir su posible participación en la misma”.
Tal como se supo la semana pasada en la cumbre de la Iniciativa que se celebró en China, Colombia es prácticamente el único país del vecindario que aún no forma parte del proyecto. En estos momentos, Perú ya firmó el memorando y se unió a la lista de la que forman parte Ecuador, Panamá, Venezuela, Chile, Uruguay, Bolivia, Costa Rica, El Salvador, Antigua y Barbuda, Guyana, Surinam y Trinidad y Tobago. Argentina también valora su entrada.
Pero, según los expertos en el tema, el hecho de que Colombia no se haya sumado a la iniciativa, tiene una razón de fondo. “Los factores tienen que ver con un problema respecto nuestra manera de ver la relaciones exteriores. Colombia históricamente ha tenido un rol muy pasivo y además ha estado muy alineado con la postura estadounidense. Después de más de 100 años así, al país le está costando entrar en un verdadero proceso de globalización, seguimos siendo el Tíbet de América Latina. Por eso, el proyecto es aquí un enigma, se ve como una estrategia más que como una oportunidad de establecer vínculos”, dice Diana Andrea Gómez, profesora del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la Universidad Nacional de Colombia.
APOYO AL DESARROLLO
En la cumbre de la semana pasada, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, aseguró que “el crecimiento económico global no puede mantenerse sin la aportación de China”, con la que reconoció la importancia de la Iniciativa de la Franja y la Ruta para el desarrollo mundial.
Y desde el Gobierno nacional también se reconoce ese posible aporte, pues la percepción de la iniciativa china es positiva y, de hecho, el déficit de inversiones en infraestructura abre una importante posibilidad en ese sector. Como agrega Holmes Trujillo, “el desarrollo de infraestructura es en efecto uno de los pilares de la iniciativa y uno de los aspectos más interesantes, pues contribuye a la conectividad entre regiones. Es de destacar el interés creciente de empresas estatales chinas por participar en proyectos de infraestructura en Colombia, como pudo verse en la postulación de firmas para la construcción del metro de Bogotá”.
Pero este no sería el único aspecto en el que la entrada de Colombia en la Iniciativa de la Franja y la Ruta podría beneficiar al país. Tal como explica Carlos Ronderos, presidente de la Cámara Colombo China de Inversión y Comercio, “habría mejoras en la coordinación política y lograr que comercio bilateral no se mueva en base a medidas extraordinarias (dumping y salvaguardias) sino con reglas acordadas. Eso supone un acuerdo aunque sea de alcance parcial. Además, creo que lo otro importante es que los países que están en el radar de China son los que pertenecen a la Iniciativa y para ellos existen fondos importantes para inversión en industria y agricultura. Sin duda ser socio de la segunda economía mundial ayuda al desarrollo vía comercio e inversión”.
Ante esto, el Canciller del país puso de relieve el hecho de que entrar en el proyecto no es lo mismo que un TLC, lo que facilitaría el proceso. “Es importante recordar que la iniciativa no equivale a la negociación de un acuerdo comercial o de inversiones. Los proyectos de infraestructura que se desarrollen están ligados a créditos otorgados por el Gobierno chino – no corresponden formalmente a inversiones en el país. Su cuantía dependerá de los acuerdos específicos que se definan”, apunta.
TEMORES
Pero al igual que muchos ven estos proyectos como una oportunidad económica, especialmente para países como Colombia, otros creen que es una forma de China de incrementar su influencia y ganar la dependencia de los países. Por esto, el Gobierno de Donald Trump y también varias autoridades de la UE han hecho un llamado de precaución a los países que firmen el memorando.
“Los riesgos siempre están”, resalta Gómez, al tiempo que afirma que la clave es que el país defina una reglas claras para evitar posibles problemas. “O somos víctimas del expansionismo chino o asumimos una actitud seria y consistente respecto nuestras políticas de Estado para lo cual habría que entrar en negociaciones reales con China respecto a lo que necesitamos y también podemos ofrecer. Chile es un ejemplo de lo que es entrar desde hace más de 40 años en una lógica de apertura hacia el Pacífico mirando a Asia como una oportunidad y no como una amenaza. También, casos como el argentino en algún momento ayudan a ver que es posible sostener una relación con China sin que eso implique riesgos en términos de quedar atado y comprometido por años”.
ALGUNAS DE LAS CIFRAS DETRÁS DE LA INICIATIVA
(AFP) Desde el lanzamiento del programa, en 2013, China invirtió en total US$89.000 millones en diversos proyectos y los bancos del país asiático prestaron entre US$195.000 y US$295.00 millones, según las cifras que facilitó la semana pasada el Gobierno chino de Xi Jinping. De igual forma, al término de la reunión que tuvo lugar, entre las conclusiones se encontró el establecimiento de “plataformas multilaterales de diálogo” y nuevos acuerdos por valor de US$64.000 millones en proyectos de cooperación.
Junto a esto, Xi Jinping defendió que los proyectos que sean “viables” para los presupuestos de los países participantes. “Todo debe hacerse de forma transparente y debemos tener tolerancia cero con la corrupción”, afirmó en un discurso de una media hora.
Rubén López Pérez