Desde hace varios años la política comercial colombiana privilegia la atracción de inversión extrajera. Este hecho responde a la tendencia iniciada en los ochenta en los países en desarrollo a abrir sus mercados, proceso dado en Colombia en la década de los noventa. Esa tendencia hizo de la inversión extranjera un activo fundamental en los procesos de crecimiento de estos países, pues se impuso la idea de que podía tratarse de un medio para vencer las brechas existentes en materia de recursos, transferencia de tecnología y capacidades de crecimiento